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Nefrólogo Víctor Martínez Mejía

Menos espacios verdes, mayor calor

la transición necesaria para crear ciudades habitables pasa por rediseñar las ciudades, incluyendo más espacios verdes y elaborando proyectos para que las especies vegetales estén más presentes en ellas
Menos espacios verdes, mayor calor

¿Has notado que cada verano las noches son un poco más calurosas durante esta Temporada? ¿Sientes que el asfalto desprende todo el calor que ha ido acumulando durante el día y no hay alivio posible, más allá de llegar a casa y poner el acondiconado a tope? Bienvenida al efecto isla de calor, un nuevo reto al que deben enfrentarse los países desarrollados con grandes ciudades repletas de hormigón y cemento.

El cambio climático nos plantea numerosos desafíos, uno de ellos será sobrevivir en la ciudad. Con el calentamiento del asfalto y de los edificios, las temperaturas suben. 

Menos espacios verdes, más calor

Según la ONU, las ciudades sobrecalentadas se enfrentan a costes climáticos desproporcionados, elevando la temperatura hasta 4ºC de aquí a final de siglo. De ser así, para 2050 se prevé que se triplique la demanda de energía para la refrigeración, lo que provocará un gran perjuicio económico y humano. Y es que, a mayor necesidad de energía, mayor será el coste en cuanto a la contaminación.

En la Cumbre del Clima de Glasgow, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) presentó un documento en el que explicaba el fenómeno y establecía varias posibles estrategias. El documento, llamado «Combatiendo el calor: guía para un enfriamientos sostenible en las ciudades», asegura que el efecto isla de calor está estrechamente relacionado con la reducción de espacios verdes, además de por el efecto de las temperaturas cada vez más extremas, fruto del cambio climático. Asimismo, los materiales con los que se diseñan y crean las superficies urbanas (asfalto, hormigón y metal) no ayudan a la hora de repeler o absorber el calor sin que tenga un camino de vuelta.

Las consecuencias de esta subida de temperaturas durante las estaciones más calurosas en las grandes ciudades ya pueden apreciarse. Este invierno, por ejemplo, se ha experimentado en España una extensión de la temporada del mosquito tigre, alargándose su presencia incluso hasta el mes de enero según los expertos. Esta tendencia, que también se produce en otros países de Europa con condiciones climáticas parecidas a las españolas como Italia y Grecia, altera las poblaciones de algunas especies de insectos que, aunque molestos, tienen una función dentro del sistema de la biodiversidad.

Tipos de isla de calor

Existen dos tipos de isla de calor:

  • Atmosférica: la que encuentra diferencias en la temperatura del aire en zonas urbanas y rurales del entorno.
  • Superficial: Es la diferencia de temperatura según sea el material que absorbe el calor, porque no se comporta igual un lugar forrado de metal que uno cubierto de césped, por ejemplo.

¿Qué se puede hacer?

Así están las cosas: la transición necesaria para crear ciudades habitables pasa por rediseñar las ciudades, incluyendo más espacios verdes y elaborando proyectos para que las especies vegetales estén más presentes en ellas, pero no de manera anecdótica. No es una cuestión baladí, por eso hay numerosos profesionales de distintas disciplinas trabajando en ello.

El arquitecto Stefano Boeri es el padre de los bosques verticales. Ha creado el primer edificio forrado de vegetación en Asia y también en Milán, iniciando una revolución paisajística.

Por su parte, Cecil Konijnendijk es uno de los mayores expertos en silvicultura urbana del mundo y aboga por la renaturalización para desarrollar ciudades mejores. «La supervivencia de nuestra especie depende directamente de la supervivencia de los vegetales», asegura el neurobiólogo vegetal Stefano Mancuso, autor de libros como El Futuro Es Vegetal o La Nación de las Plantas.

Ya existen casos de éxito, uno de ellos es Medellín. La ciudad colombiana ha desarrollado 36 corredores verdes y 18 carreteras a lo largo de las vías fluviales, lo que ha provocado una reducción de la temperatura de 4ºC. Así, el efecto isla de calor se puede vencer, solo hace falta escuchar a los que saben y ser capaz de comprometerse.