El más peligroso de los fanatismos: el fanatismo político

"Si entre las muchas verdades eliges una sola y la persigues ciegamente, ella se convertirá en falsedad, y tú en un fanático"
Ryszard Kapuscinski (1932-2007) Periodista y escritor en idioma polaco
EL PUENTE
Parte de las campañas electorales iniciaron y con ellas el fanatismo político se hace más evidente.
Mostrar devoción extrema y ciega, lealtad inquebrantable y una disposición a pasar por alto críticas o perspectivas distintas a las suyas son características de un fanático político.
En nuestra comunidad es común que me encuentre con personas que en temas de política no quieren escuchar ni leer opiniones contrarias a las que ellos ya tienen.
"No me van a convencer. No los escucho, yo soy seguidor de _____ a muerte", expresó un amigo hace unos días en una convivencia grupal en el que platicábamos sobre política.
Esas actitudes extremas en tiempos electorales pueden llegar a la hostilidad, incluso hasta con propios familiares: una simple charla e intercambio de ideas sobre política ha terminado con amistades de muchos años y que familiares se alejen, se dejen de hablar y sí... llegan hasta los golpes y situaciones más graves... sólo por tener una opinión contraria sobre un político o un partido.
El fanatismo puede estar motivado por una combinación de factores que incluyen creencias personales, identidad social, necesidades psicológicas y experiencias de vida e influye en tener una democracia insana y una menor empatía e incluso a deshumanizar a aquellos que se perciben como enemigos políticos.
Obstaculiza el diálogo constructivo entre las diversas corrientes de opinión en nuestra comunidad, cerrando la disposición a escuchar y dificultando la búsqueda de soluciones y la cooperación para resolver los problema.
Muchos políticos y sus partidos buscan crear fanáticos para beneficiar sus propias causas: no basta con ser un aliado que piense por si mismo y cuestioné, ellos quieren sumisión creencia absoluta. Polarizar para asegurar el voto incondicional. Nada de cuestionamientos.
Los que se benefician son los políticos y los partidos al ser un buen combustible para movilizar a las tribus y conectar el mensaje sin menor dificultad.
En nuestra comunidad debemos de seguir fomentando que más personas se interesen en la política, que se acostumbren a debatir ideas sin pelear, sin denostar a quien piensa distinto.
Siempre recomiendo no "comprarles todo" a ningún político. Abran su mente, comparen, edúquense, respeten, argumenten, no se cierren a una sola idea o verdad.
Así tenemos más posibilidades de resolver nuestros grandes problemas y no caer en las garras del peor de los fanatismos: el político.
Jesús Alejandro Martínez es Director General de La Cascada
*Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de La Cascada*