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Cada tres cuadras, una violación o un feminicidio en el AMG

Héctor Piña, estudiante del Doctorado en Estudios Científico Sociales del ITESO y periodista de datos, realizó un mapa georreferenciado que muestra la incidencia de estos delitos y ayuda a dimensionar la gravedad de la violencia contra las mujeres.
Cada tres cuadras, una violación o un feminicidio en el AMG

Para Héctor Piña Camacho, periodista de datos y estudiante del Doctorado en Estudios Científico Sociales del ITESO, los datos funcionan como una “contranarrativa” del discurso oficial, ya que nos explican de otra manera fenómenos que estamos viviendo como sociedad. 

Con esta convicción es que desde hace varios años, en colaboración con colectivos de hacking ético, ha desarrollado ciertas habilidades técnicas para el manejo de datos y las combina con el ejercicio periodístico. Muestra de ello es su último trabajo: la creación de un mapa georreferenciado que presenta que, en lo que va de este sexenio, cada 327 metros —cada tres cuadras, aproximadamente—, y durante cada uno de los días transcurridos del 1 de diciembre de 2018 al 31 de mayo de 2023, se ha cometido una violación o un feminicidio en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), que comprende los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco y El Salto. 

Piña Camacho explica que detrás de esta investigación hay un motivo claro, que es la preocupación por la violencia que se vive en este estado y en esta ciudad, especialmente los grupos vulnerables como los jóvenes y las mujeres: “Es un problema muy importante, que las mujeres no puedan salir a la calle con seguridad, en calma y con paz. Es un tema muy delicado”. 

La idea del proyecto surgió luego de que Piña Camacho tomara un curso del software libre QGIS, impartido por Rogelio Campos, académico de la Dirección de Información Académica (DIA) del ITESO, junto a un equipo experto en mapas que trabaja en la Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, SJ, del ITESO. A su vez, conocer el trabajo del proyecto Signa_Lab ITESO lo motivó a hacer “datificación” crítica. 

Para realizar esta investigación, Piña Camacho utilizó una base de datos obtenida de la Plataforma de Seguridad del Instituto de Información, Estadística y Geográfica de Jalisco (IIEG), basada en carpetas de investigación de la Fiscalía del Estado de Jalisco, que contenía algunos delitos geolocalizados, incluyendo datos como la colonia y el municipio, pero también la latitud y la longitud. 

Teniendo los referentes espaciales y temporales definidos pudo delimitar su base de datos a mil 542 observaciones y 10 variables, y utilizar QGIS para calcular la distancia promedio entre los puntos donde se cometieron los delitos, para luego hacer el mapa y las gráficas con librerías de OpenStreetMap, Leaflet y D3.js. Cabe destacar que la base de datos original del IIEG no contenía colonias con incidencia cero, por lo que se trabajó solamente con las categorías ya mencionadas y con delitos contabilizados. 

“El periodismo de datos es una metodología que te permite llegar a ciertos indicios y, a partir de ahí, entra la parte tradicional del periodismo, que es buscar historias. En el periodismo de datos hay dos objetivos: encontrar patrones o encontrar ese dato que es el outsider, el dato que se sale de los patrones”, explica Piña Camacho. 

En este caso, los datos oficiales que Piña Camacho cuestiona son aquellos que anuncian que la inseguridad en el AMG es un fenómeno en descenso, con tasas delictivas a la baja, lo que, si bien es una afirmación cierta en determinadas categorías, no es una realidad completa. Para el periodista, se debe evitar mirar al dato de una manera simple y cuantitativa, y asumir también su lado cualitativo.  

“No quiero ser despectivo con la gente que ha sufrido un robo de vehículo, pero no es lo mismo que una desaparición. Estamos hablando de un bien material, y en contraparte hablamos de una vida humana. Puede estar a la baja el robo de vehículos, pero mientras sigan desapareciendo jóvenes todos los días, mientras siga habiendo una violación o un feminicidio en esta ciudad, pues no podemos decir que las cosas están funcionando”, añade. 

Una de las conclusiones de su estudio fue que en el caso del feminicidio sí hay una tendencia a la baja. Sin embargo se tendría que revisar claramente el modo en que se está clasificando actualmente la información. Asimismo, en violaciones hay una tendencia al alza, por ejemplo, en julio de 2020 hubo 15 violaciones, mientras que para octubre de 2022 ya había 49.  

Otro dato interesante es que los eventos están repartidos prácticamente por toda la ciudad, sin distinción socioeconómica: “Lo mismo encuentras violaciones, por ejemplo, en Puerta de Hierro (10 casos), que en Miramar (13). Sí hay una pequeña concentración en la zona centro de Guadalajara, que tiene 41 casos de violación, una zona donde hay más densidad poblacional. Otros focos de atención son Hacienda Santa Fe o Chulavista, en Tlajomulco”. 

Esta es la primera versión del mapa, pues su autor pretende incorporar más información, como datos sobre los medios de comisión de los feminicidios, u otras capas y variables como las líneas de transporte público o un cruce con los puntos púrpura, para ver qué tantas violaciones ocurren en las inmediaciones de estos sitios. 

“Necesitamos multiplicar las narrativas, tener otros puntos de vista y de inflexión. Verlos desde otro lugar más cercano a lo que le está pasando a la gente y no lo que está mirando el poderoso”, afirma Piña Camacho, cuyo proyecto de tesis es sobre el movimiento Yo Soy 132 y los imaginarios sobre los medios que colocó en la agenda pública, un trabajo que, por cierto, incluirá visualización de datos. 

Hacer periodismo de datos en México no es algo sencillo, reconoce el periodista, ya que es caro y requiere tiempo, pues para su ejercicio pleno se necesita de un equipo multidisciplinario: gente que sepa de programación, de manejo estadístico, de diseño y, evidentemente, de periodismo. Por ello que no todo mundo lo practica, en tiempos de redacciones reducidas y sumidas en la inmediatez. 

La investigación completa puede consultarse en la liga https://violenciacontramujeres-yanipaper.glitch.me/. 

Apuntar a políticas públicas de seguridad 

Para Alejandra Nuño, directora del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia (CUDJ) Francisco Suárez, SJ, del ITESO, estas herramientas, e incluso estadísticas oficiales más ampliadas, deberían ser un marco de referencia para la creación de políticas públicas orientadas a combatir la violencia de género. 

"Tiene toda la probabilidad, una buena política pública inicia por un buen diagnóstico, por entender en dónde está un problema y, por tanto, saber qué es lo que se tiene que hacer. Es importante que se parta de datos objetivos, desagregados y focalizados, no sólo georreferenciados”, considera.  

Para la especialista en derechos humanos, las estadísticas deberían aportar datos, además de la frecuencia y la georreferenciación de los delitos, en relación con la tipología de la víctima y la tipología del agresor, así como el tipo de delito, es decir, incluir una distribución por edad, raza, lugar u hora de la prevalencia, ya que, mientras más desagregada y analizada sea, esto facilita a las autoridades adoptar una buena política de atención, pero sobre todo de prevención y de erradicación de las violencias de género. 

“Puede haber delitos de género focalizados a lo laboral, como el hostigamiento sexual. En el caso de feminicidio, la literatura en la materia dice que es muy raro que una mujer víctima de feminicidio no antes haya sufrido violencia sexual o familiar. Es importante saber que usualmente hay previamente algunas violencias o que los agresores, por lo regular, son las parejas, o en los casos de violencia sexual, muchas veces son las personas más cercanas, por ejemplo, si son niños y niñas, a veces son los maestros, tíos, papás o abuelos”, explica. 

La ONU ha insistido en la necesidad de contar con un presupuesto para políticas públicas para prevenir este tipo de violencias. Nuño apunta a que una buena política pública debería no solamente centrarse el rol de las autoridades federales, estatales y municipales, sino que también tendría que tener coordinación con el Poder Judicial, porque si no hay justicia es un llamado a la impunidad y a que se repita el delito. 

Según la última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) del INEGI, la cifra negra de delitos no denunciados supera 92 por ciento; a su vez, México Evalúa, según su Informe de Hallazgos para Jalisco, estima en el tema de abuso sexual 99.4 por ciento y en el de feminicidios 99.6 por ciento. 

“Cuando denuncias, ves que hay maltrato, que no te atienden rápido, te revictimizan, no hay medidas u órdenes de protección efectivas, es decir, no hay una atención adecuada para estos casos. Ante esto, para cualquier mujer va a ser muy difícil que se atreva a denunciar. Una política pública debería ser transexenal. La violencia de género está basada en patrones socioculturales y para que esta política sea eficaz tenemos que pensar, claro, en medidas inmediatas, pero también en medidas mediatas que trasciendan una administración gubernamental”, afirma.