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Contra todo

Gobierno y ciudadanos de El Salto y Juanacatlán se olvidan de la accesibilidad y movilidad de los discapacitados
Contra todo

Braulio Franco sale de su casa por la mañana en busca de poder hacer un sencillo trámite en las presidencias municipales de El Salto y Juanacatlán.

 

Él sabe que a bordo de su silla de ruedas no será fácil recorrer solo las principales calles de ambos poblados. El joven, se ha limitado él mismo salir a la calle ya que sabe existen barreras arquitectónicas que convierten su traslado en un verdadero rally, donde arriesgará la vida.

 

Vive a un par de calles de la presidencia municipal, por lo que no tarda mucho en llegar a ella, pero a pesar de su atractiva arquitectura con cúpula, Braulio no puede acceder a pisos más arriba ya que cuando se remodeló, no se tomó en cuenta poner una rampa y mucho menos con un elevador.

 

Personal del Ayuntamiento se ofrece a subirlo cargando o a que alguien baje a ayudarlo al vestíbulo. Sólo de esa forma lo pueden atender.

 

Es sólo el inicio del gran desafío para Braulio. Ahora tendrá que rodar rumbo a la presidencia municipal de Juanacatlán. Su pesadilla apenas comienza.

 

Con lo primero que se encuentra es que resulta imposible acceder a las banquetas de inmediato, ya que no hay rampas en cada esquina.


Cuando sube, no es por mucho tiempo, ya que son angostas, con bordos y bajadas pronunciadas y muchas de ellas están invadidas por escalones e incluso hasta negocios.

 

Braulio prefiere ir por debajo de la banqueta, aunque ponga en riesgo su vida.

 

Intenta subir de nuevo en la primera rampa, pero esta mal construida, demasiado empinada y no puede acceder.

 

Al llegar a la Plaza Obrera, frente al Seguro Social, se encuentra con que un automóvil está bloqueando parcialmente una rampa y más adelante, una camioneta, lo hace con la banqueta.

 

El puente que une a El Salto con Juanacatlán, es imposible cruzarlo sobre banqueta , debido a lo estrecho, por lo que se la “juega” por debajo, pidiendo prudencia a los automovilistas que le cruzan a tan solo un metro de distancia. Lo logra, pero viene lo más difícil.

 

Por la recién renovada calle Constitución de Juanacatlán, intenta de nuevo subir a la banqueta y aunque la rampa tiene la inclinación adecuada, se topa con un poste que “olvidó” ser retirado, para hacer más amigable el pueblo para los discapacitados.

 

Por fin, llega a la plaza principal. Quiere comprar agua para hidratarse, pero de nuevo la rampa se lo impide. Imposible subir sin ayuda esa pendiente.


Acude a la presidencia municipal, de apenas dos pisos pero se encuentra con los mismo. La ausencia de una rampa o un elevador. De nuevo de ofrecen a bajar a ayudarle con sus trámites.

 

Más de dos horas han pasado. Falta el regreso a casa e intenta subirse a un autobús con rampa. Un chofer le dice que cada dos o tres horas para uno…por suerte, es el siguiente.

 

Decenas de personas lo ven subir y bajar. El chofer no pierde la amabilidad, pero luce desesperado haciendo maniobras con la rampa. Seguro el tiempo invertido le pasará factura en su sueldo y a Braulio, aún le quedan unas 10 cuadras, para llegar a su casa para terminar ese desafío con miles de obstáculos, del que muy pocos saltenses y juanacatlenses, son conscientes.



FRASES
“Desgraciadamente los Gobiernos ven la accesibilidad para los discapacitados como un gasto más que una obligación”

 

“Se debería de promover un modelo de cultura a la población para que no obstaculice las vías, banquetas, calles, seguido de un programa de retiro de infraestructura que entorpezca el paso de las personas de manera segura sobre todo en las esquinas que es donde regularmente se tiene este tipo de problemas, además de rampas, cocheras, escaleras de ingreso a las viviendas”

Juan Carlos Chávez, director de la empresa Parking Vial, especialistas en infraestructuras urbanas.

 

“Las calles de El Salto y Juanacatlán no ofrecen facultades para desarrollar independencia sobre la silla de ruedas, que nos permitan movernos de un lugar a otro, ya sea para ir a estudiar, a trabajar o simplemente de ocio”

Braulio Franco, discapacitado

 

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