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Alta incidencia

Jalisco tiene el mayor incremento en incidencia (casos nuevos) de insuficiencia renal crónica
Alta incidencia

Todos conocemos alguien que está enfermo del riñón y cada vez ha sido más común escuchar que a uno de nuestros familiares, vecinos o amigos lo están dializando, hemodializando, está esperando un trasplante o murió a causa de insuficiencia renal crónica (IRC).

Las investigaciones nacionales e internacionales coinciden con lo que los pobladores de nuestros municipios aprecian de forma rutinaria, Jalisco tiene el mayor incremento en incidencia (casos nuevos) de esta enfermedad. [1] Además de una prevalencia porcentual mayor con un 14.7% [2] con respecto a la población general de otros países[3].

En 1990 la enfermedad renal crónica ocupaba el lugar número 28 entre las causas muerte y en el 2017 avanzó 22 peldaños al posicionarse en el sexto lugar con un incremento de 171.6 %. Además, se ha convertido en una de las principales causas de muerte prematura e incapacidad en el paciente joven. [4]

Aunque no existen estudios de prevalencia en nuestras poblaciones. En diciembre de 2017 se publicaron resultados de una investigación realizada en niños menores de 17 años en una población aledaña al lago de Chapala reportando que el 68.1% de los estudiados tenían disminución en la función de los riñones. [5]

La IRC se ha convertido en un problema de salud de grandes dimensiones en nuestros municipios, cuyas proporciones e impacto apenas hemos empezado a entender y es que, cuando un paciente llega a un especialista en enfermedades del riñón casi siempre ya se encuentra en etapa avanzada y no queda más remedio que recurrir a procedimientos de reemplazo renal, que consisten en diálisis peritoneal, hemodiálisis o trasplante de riñón.

Como se reporta en algunos artículos regionales desconociendo en un 80% la causa de la IRC.[6] Sin embargo existen factores de riesgo bien identificados que incrementan el riesgo de padecer esta enfermedad por ejemplo diabetes, hipertensión, obesidad, toxicidad de medicamentos, enfermedades autoinmunes, obstrucción urinaria, etc.

La enfermedad tiene 5 estadios (3) y en cada una de ellas existen estrategias para evitar la progresión de esta, es decir, el diagnóstico de este padecimiento no siempre viene de la mano con la necesidad de diálisis.

Por lo que resulta necesario ante tal problema de salud pública que se emitan recomendaciones al respecto.

Aunque existen pocas investigaciones que sustenten el uso de pruebas de laboratorio en personas sanas como tamizaje para la detección de la enfermedad existen algunos hallazgos tempranos que se podrían observar en un examen general de orina (EGO) por ejemplo proteínas y/o sangre etc. Por lo que al ser un padecimiento tan frecuente y que causa pocos síntomas en estadios iniciales, un EGO podría ser una herramienta muy útil y de bajo costo.

En sanos las recomendaciones más importantes serían: no auto-medicarse, evitar el consumo indiscriminado de analgésicos (diclofenaco, naproxeno, ketorolaco, etc.), suplementos alimenticios, mantenerse en buena forma física, evitar el sedentarismo y beber constantemente agua.

De la misma forma resulta necesario instruir al personal de la salud en especial a los médicos de primer contacto a conocer más acerca de los padecimientos renales y evitar en medida de lo posible el uso medicamentos que puedan resultar tóxicos para el riñón (amikacina, gentamicina, indometacina entre otros).

En persona que padecen enfermedades que son causantes de IRC, por ejemplo, diabetes mellitus que es causa de que 6 de cada 10 personas con esta patología entren en diálisis, es obligatorio el control estricto por parte del paciente y el personal de la salud.

En individuos que ya se encuentran en diálisis o hemodiálisis también se deben de tener control estricto de la enfermedad para evitar las complicaciones asociadas a la misma y en caso de que sean candidatos a trasplante, llegar a este en la mejor forma.

Sobre el autor del artículo: Víctor Manuel Martínez Mejía es médico nativo de El Salto especializado en nefrología.


[1] The 2017 Annual Data Report is available in two volumes: Volume 1: Chronic Kidney Disease in the United States and Volume 2: End-Stage Renal Disease in the United States.

[2] Cueto-Manzano, A. M., Cortés-Sanabria, L., Martínez-Ramírez, H. R., Rojas-Campos, E., Gómez-Navarro, B., & Castillero-Manzano, M. (2014). Prevalence of Chronic Kidney Disease in an Adult Population. Archives of Medical Research, 45(6), 507–513.

[3] Kidney Disease Improving Global Outcomes (KDIGO) CKD Work Group. KDIGO 2012 Clinical Practice Guideline for the Evaluation and Management of Chronic Kidney Disease. Kidney Int Suppl 2013; 3:1e150.

[4] Healthdata.org/Mexico/Jalisco

5Felipe Lozano-Kasten, Erick Sierra-Diaz Prevalence of Albuminuria in Children Living in a Rural Agricultural and Fishing Subsistence Community in Lake Chapala, Mexico Int. J. Environ. Res. Public Health 2017, 14, 1577; doi:10.3390/ijerph14121577

[6] Solis-Vargas, E., Evangelista-Carrillo et.al. (2016). Epidemiological Characteristics of the Largest Kidney Transplant Program in Mexico: Western National Medical Center, Mexican Institute of Social Security. Transplantation Proceedings.

Cómo prevenir la enfermedad renal

Serie de recomendaciones para cuidar los riñones y prevenir así la enfermedad renal:

  • Hacer ejercicio (30-60 minutos al día).
  • Acordarse de beber agua (sobre todo en personas mayores y niños).
  • Evitar el sobrepeso y la obesidad.
  • Controlar la dieta.
  • Reducir el consumo de sal.
  • Evitar dietas de alto contenido proteico.
  • Evitar alimentos procesados o con aditivos de fosfato
  • Disminuir el consumo de azúcar.
  • Evitar las bebidas azucaradas y carbonatadas.
  • Consumo moderado de alcohol.
  • No fumar.
  • Evitar el consumo de antiinflamatorios, sólo en ocasiones puntuales, siempre bajo prescripción médica.
  • Controles periódicos del estado de salud (especialmente en analíticas de sangre y orina que recojan valores como la urea, la creatinina y la glucosa).

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