Paraíso perdido

Es un domingo del verano de 2016. Un camión color rojo lleno de turistas se estaciona en La Haciendita, frente a la zona donde hoteles, terrazas y restaurantes invitan a quedarse.

 

La fresca brisa comienza a mojar a los visitantes y el rugido de la caída de agua los invade de emoción por conocer esta belleza natural que es como un mito para los extranjeros: el “Niágara Mexicano”.

 

Esta imponente caída de agua se asoma en el punto de unión de dos pueblos ricos en cultura, historia, tradición y naturaleza. Cientos de extranjeros viven cerca de este paraíso que es reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial y que llevó a El Salto y Juanacatlán a que la Secretaría de Turismo los convirtiera en Pueblos Mágicos.

 

Las herramientas de aprovechamiento turístico implementadas actualmente, han provocado que la principal fuente de ingresos de los habitantes de ambos municipios sea el turismo; de eso viven y viven bien.

 

Con la llegada de tantos turistas, ahora hay varias escuelas de inglés en ambos pueblos, tiendas de arte, academias, un campo de golf, canchas de tenis y clubes deportivos, en un marco casi perfecto: un paraíso natural a tan sólo unos minutos de la ciudad.

 

Ese es el 2016 de una “realidad alterna”. En la década de los 70, El Salto y Juanacatlán consumaron la pérdida de lo que pudo ser una vocación turística, para seguir teniendo una industrial, pero muy lejos de la que sustentabilidad que desde finales del siglo XIX la había hecho posible.

 

En tan solo cinco décadas, algunas malas decisiones y mucho de indiferencia, la realidad de los habitantes de ambos municipios cambió radicalmente. Ahora sólo visitan la cascada con cubre bocas, los medios de comunicación, asociaciones civiles, defensores del medio ambiente y políticos llenos de promesas y pocos realidades.

 

La cascada de El Salto de Juanacatlán pasó de ser la portada de revistas especializadas en turismo, a ser una noticia internacional por la grave contaminación y las enfermedades que causa a sus habitantes.

 

“Si esa cascada estuviera sana, definitivamente se podría tomar como un gran atractivo turístico de talla mundial y más con los apoyos que tienen dependencias federales y estatales para la promoción, desarrollo y explotación de los destinos”, explica Ramón Godínez Ortiz, profesor Investigador del Departamento de Turismo, Recreación y Servicio, de la Universidad de Guadalajara.

 

“Nuestra entidad ha perdido una fuente importante de desarrollo turístico, por supuesto que el hubiera no existe, pero con planes de desarrollo sustentable en los diferentes estados por donde pasa el Río Santiago y la aplicación de la ley en materia de desechos tóxicos, hoy tendríamos una importante localidad en materia de infraestructura turística, capaz de recibir no sólo a los habitantes de Guadalajara, apenas a 15 kilómetros de distancia, sino de varias partes, incluso de la República Mexicana”, recalca.

 

En la realidad actual, no llegan a El Salto y Juanacatlán esos autobuses llenos de turistas. En cambio, salen decenas de camiones llenos de trabajadores asalariados rumbo a las compañías del Corredor Industrial. A ambos municipios no llegan personas buscando descanso y recreación, sino llegan buscando un pequeño hogar en un nuevo fraccionamiento con servicios deficientes y rezando por una oportunidad de trabajo que les permita vivir… sobrevivir.

 

Más allá de la grave contaminación y las enfermedades, a los habitantes de El Salto y Juanacatlán les duele la memoria y el corazón. Alguien tomó malas decisiones hace más de cinco décadas, muchos lo permitieron y les cambió totalmente la vida a por lo menos cuatro generaciones.

 

Con el daño al río, con una cascada tóxica, no sólo se perdió la vida dentro del agua, también se perdió la calidad de la vida de quienes están alrededor.

 

Según la opinión de expertos en diversas áreas, así sería El Salto y Juanacatlán en el 2016 si la cascada estuviera limpia

 

POTENCIA EN TURISMO

• Sería el tercer punto más visitado de Jalisco, después de Guadalajara y Puerto Vallarta, superando a Chapala, Mazamitla y Tapalpa.
• Existiría un corredor turístico que incluiría la Cuenca de El Ahogado, la cascada, haciendas y edificios patrimonio
• La cascada sería nombrada Patrimonio Natural por la UNESCO y Pueblos Mágicos por la Secretaría de Turismo
• Al año, la cascada recibiría más de 3 millones de visitantes que dejarían una derrama económica de más de 5 mil millones de pesos.
• En redes sociales, el hastagh #ElSaltoDeJuanacatlán tiene miles de post de personas de todo el mundo que han visitado
• Sería una reserva ecológica importante, en conjunto con la Barranca del Río Santiago.
• Medios especializadas en turismo le dedicarían publicaciones al “Niágara Mexicano”

 

ECONOMÍA Y EMPLEOS

 

• La principal fuente de ingresos de los habitantes de El Salto y Juanacatlán, vendría del turismo
• Debido a la hidroeléctrica, la cascada sería una importante fuente de energía y se vendería a otros municipios
• La pesca y la ganadería serían otra fuente importante de ingresos para los pobladores
• Habría una fuerte cantidad de derrama económica con los extranjeros que vivirían en la zona.
• Habría una economía mucho más prospera para los habitantes de El Salto y Juanacatlán

 

INFRAESTRUCTURA Y ARQUITECTURA

 

• ·Zonas hoteleras, cercanas a la caída de agua y el río.
• Se respetaría una arquitectura acorde a la vocación de la zona
• Se construirían nuevos puentes para automóviles y peatones
• No se permitirían fraccionamientos como los que existen ahora.
• Restaurantes y terrazas se ubicarían en la zona
• Remozamientos constantes e instalaciones ocultas de luz y agua
• Para detonar más la experiencia del turismo en la zona, se rescatarían construcciones como La Fábrica Textil para hacer recorridos 

 

EDUCACIÓN, DEPORTE Y SALUD

 

• Por la cantidad de extranjeros que vivirían en la zona y el turismo que llega, el comercio y los servicios tendrían que ser bilingües, por lo que se fomentaría el aprendizaje de varios idiomas.
• Debido al poderío económico, escuelas privadas se interesarían más en la región
• Habría escuelas de natación, tenis y campo de golf
• Se celebrarían deportes como regatas y esquí acuático en la presa del ahogado y río Santiago
• Al no haber contaminación, los habitantes gozarían de mejor salud
• La población sentiría una mayor identidad y orgullo por sus municipios

 

 

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