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Se puede ¿Cómo le hicieron?: La cloaca londinense

La Cascada presentará una serie de reportajes sobre ríos de todo el mundo que fueron descontaminados. En algún momento fueron símbolo de la degradación ambiental como lo es ahora el Santiago.
Se puede ¿Cómo le hicieron?: La cloaca londinense

RÍO TÁMESIS

Londres, Inglaterra

 
El Gran Hedor: Ninguna ciudad ha olido tan mal como Londres. En el verano de 1858 fue una estación inusualmente seca y calurosa. El río Támesis y sus tributarios se vieron desbordados con desechos, que fueron el caldo de cultivo perfecto para las bacterias.

La podredumbre dio como resultado una peste insoportable que inundó la ciudad y se desató una epidemia de cólera que mató a miles de personas.

Casi un siglo después, en 1957, el Museo de Historia natural declaró al Támesis biológicamente muerto. Las noticias de la época lo describen como una cloaca enorme y maloliente.

"Se trata de un drenaje mal manejado", lo calificó el diario Manchester Guardian, en 1959. "No hay oxígeno a lo largo de varios kilómetros antes y después del Puente de Londres".

Otro artículo del Guardian de 1959 cita a un integrante de la Cámara de los Lores diciendo que purificar el río era innecesario: los ríos, decía, eran "canales naturales para la deposición de desperdicios", y dejarlos hacerse cargo del desecho orgánico les daba "algo que hacer".

Fue solo a partir de los años 60, cuando el sistema de drenaje de Londres mejoró de la mano de la mayor recuperación del país después de la guerra, que el río comenzó a respirar otra vez.

Otros factores jugaron un papel en la limpieza. En los años 70 y 80, como parte de una mayor conciencia ambiental, se incrementó la preocupación por los pesticidas y fertilizantes que caían a los ríos con la lluvia.

Como consecuencia se implementaron controles más estrictos, dice Chris Coode, subjefe ejecutivo de Thames21, una organización no gubernamental dedicada al mejoramiento de las vías acuáticas de Londres.

Volvieron los peces. Ahora hay 125 especies de peces en el Támesis, un incremento significativo de los casi ninguno que existían en los años 50.

"El Támesis está definitivamente más limpio de lo que estaba", dice Morrit. "Pero hay un nuevo elemento en la ecuación: el plástico".

En 2015, un estudio del Royal Holloway encontró que tanto como el 70% de las sollas rojas (un tipo de pez de río) del Támesis tenían pedazos de plástico en las agallas.

FRASE

“El Támesis era un alcantarillado mortal"

El escritor Charles Dickens, en su novela Little Dorrit

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