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¿Política? ¡No gracias!

¿Política? ¡No gracias!

“El Salto tiene el gobierno que merece”, frase replicada por distintos habitantes de la localidad, pero ¿de verdad estas palabras retratan la realidad de nuestro municipio?

 

Quizás algunos difieran de este punto de vista, otros concordarán, pero se debe de conocer, entender y criticar la historia política de nuestro municipio, entendida esta, desde un bipartidismo que no ha hecho más que mermar el desarrollo del municipio.

 

El panorama para el pueblo saltense desde hace décadas es desolador, como cada trienio, el pueblo es bombardeado de promesas, pancartas e ilusiones huecas, para desgracia de la población todo esto se conjunta con la ignorancia e indiferencia de la mayoría de los votantes, trayendo con ello el estancamiento municipal.

 

“Ya sabemos quiénes van a ganar”, “A mí la política no me interesa”, frases como estas cotidianamente se escuchan entre nuestros habitantes, y de esta forma se incrementa el sentimiento de impotencia en el cual nos hemos sumergido desde hace años, secuestrados por un cacicazgo voraz y mezquino.

 

Platón dijo: “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”, esto es brutal y sencillamente cierto, en el caso de El Salto, estas palabras realmente reflejan lo que actualmente somos como municipio.

 

El verdadero cáncer que afecta a nuestro pueblo es la indiferencia y la poca o nula participación activa en nuestra política, y por supuesto hablo de una participación informada, crítica y propositiva, quizás sea por esta ambigüedad que algunos se sumergen en el acarreo y la ceguera política.

 

Un escenario desesperanzador es observar a las nuevas generaciones de jóvenes saltenses apáticos y desinformados sobre la lógica política que se desarrolla en el municipio, y optando por argumentos estereotipados como “No soy grillo” o “La política que la hagan los adultos”.

 

El Salto es un municipio rico histórico, cultural y socialmente, pero a lo largo de los años ha perdido esa identidad que lo caracterizaba, un pueblo trabajador, amable y luchador por sus derechos.

 

Mientras se continúe viviendo del pasado, donde sigamos suspirando por esos años de grandeza lejanos, nuestro municipio seguirá sumergido en la mediocridad, algunos aún se alimentan de viejas glorias de nuestra magnifica “fábrica textil”, la famosa “llantera” o de aquel glorioso “gol de oro” marcado por un futbolista rojinegro.

 

Sería mejor comenzar a reconstruirnos como población, y repensar las prácticas que nos han llevado a donde estamos actualmente, y ¿Por qué no? en un futuro no muy lejano recobrar la identidad y la grandeza que en décadas pasadas perdimos en el camino.

 

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