La Fábrica Textil Río Grande
Este mes se cumplen 120 años de vida de uno de los hitos de la historia regional y de un monumento industrial de la memoria mexicana, la antigua Fábrica de Hilados y Tejidos de Río Grande.
Más de 100 años llenos tanto de historia como de anécdotas narradas por los testigos que en este lugar pasaron su vida. Vale la pena mencionar algunos datos de este sitio que no pueden pasar desapercibidos y que suman a la importancia histórica de nuestros pueblos.
La fábrica nació a partir de la adquisición de terrenos de la Hacienda El Castillo, en el punto conocido anteriormente como El Molino. El lugar toma entonces el nombre de “Jesús María”. La venta de una fracción de este lugar fue cedido por María Dolores Martínez Negrete, entonces dueña de El Castillo.
El comprador fue la Compañía Industrial Manufacturera, empresa que tenía una fábrica de hilados en la Ciudad de México y que habrían de iniciar en Jalisco con este nuevo proyecto. Cabe aclarar que la familia Martínez Negrete no fue dueña de la fábrica de acuerdo al trabajo biográfico emprendido por la Dra. Gladys Lizama.
Los trabajos de edificación de la fábrica comenzaron en 1886, hasta su inauguración el 17 de Mayo de 1896. El proyecto arquitectónico de inspiración Beaux Arts corrió a cargo del ingeniero Alberto Robles Gil. El característico ladrillo rojo de sus muros fue fabricado en las orillas de la hoy extinta Colonia Obrera y no traído desde Inglaterra como popularmente se menciona. Las operaciones de la fábrica cesaron de manera definitiva en 1996, terminando un capítulo del que habría sido el núcleo de vida de El Salto.
Hoy su presencia no es indiferente para los residentes de El Salto y Juanacatlán, pero si se encuentra en un estado que con el pasar de los días, su esperanza de vida se reduce a escombros.
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