Bianca
BIANCA
Capítulo I
Bianca iba caminando entre tumbas, sus manos heladas como hielo, caminaba rápidamente,pero a pasos cortos para no pisar las ofrendas de los demás. Entre flores y comida, un tumulto de gente se veía.
Casi corriendo, muy aprisa a la entrada del cementerio se dirigía. Los ojos se le hacían largos, la mirada casi perdida. Cada segundo revisaba su celular; con la esperanza deencontrar un mensaje, una llamada, algo que pudiera justificar de los familiares su falta, su asistencia tardía.
Entonces una ola de calor, un toque amable y tibio en su mejilla sintió, como si alguien pusiera su mano en su hombro, fue algo tranquilizante, solo entonces la calma a ella volvió.
Esa paz que hace tiempo no sentía volvía a su ser. En el piso quedó descubierto una pluma, grande, brillosa, sedosa, con olor a rosa, parecía de ganso, anunciaba algo, pero Bianca no sabía qué. Bianca recogió la pluma y la observaba con detenimiento.
En su mejilla la sensación de una ligera caricia, como de un divino ser. En la obscuridad de ese cancel, buscaba a sus parientes que no llegaban a acompañarla a la tumba de sus abuelos. La neblina permitía ver hasta apenas algunos escasos pocos metros.
Resolvió caminar de regreso, algo decepcionada por ser la única presente, y por tener unafamilia indiferente.
Al ver la luz de las demás ofrendas; observó tanto amor, respeto de las demás familias hacia sus muertos. Rodeando con fervor los últimos espacios ocupados por sus difuntos.
Tanta música, tantas flores en el piso y en los altares. La flor de la estación hacía que todo pareciera un sueño. Un sueño con aromas a cempasúchil, antojitos de comida mexicana, inciensos, veladoras, todos esos elementos hacían especialmente nostálgica la ocasión.
Tanta gente alrededor, pero ella estaba sola, tanta gente, pero Bianca sola, se sintió sola…Tan sola. Caminó, pero ya a paso lento, veía detenidamente las fotos colocadas con decoraciones, elaboradas con papel de china en colores rojo, amarillo, anaranjado y morado…
Regresó y se mantuvo de pie frente a la tumba de sus abuelos, esa soledad…Había flores, un plato de avena, gorditas, atole, y pinole puestos por ella.
En eso entre risas, licores, acompañados por mariachi, llegaron sus familiares que tanto esperaba. Llegaron entre gritos, y sombrerazos, haciendo coro de oraciones y cantos. Por fin se hacían presentes ante la tumba que el resto del año era ignorada y olvidada.
La saludaban y abrazaban conforme llegaban e inventaban excusas por tan prolongada tardanza. Bianca vió los aretes que había regalado a su abuela algunos años antes que la anciana partiera, puestos en una tía, y las pantimedias contra varices que compró especialmente también para su abuela que nunca usó, puestas en otra tía. Recordó con tristeza que esas tías de su abuela solo se servían, jamás le llevaban un regalo, pero si tomaban los que ya tenía.
Bianca más conforme por la asistencia de sus parientes, se hincó para acomodar las nuevas ofrendas traídas por sus familiares. Alimentos que ellos no gustaban, ni comían. Extrañamente encontró casi vacío el vaso de atole, y a la mitad el plato de avena.
Capítulo II
Fue en ese preciso momento que sintió la mirada de alguien provenir de la tumba contigua.Dos señoras y dos niños honraban también el día de muertos. Una niña pequeña de sieteañitos era la dueña de tan fuerte mirada. La niña se veía normal, pero había en ella un aire de misterio.
Con ojos café obscuro, pero una sonrisa dulce, sostuvo la mirada a Bianca. En cuclillas y un poco cansada, Bianca continuó centrando su atención a esa niña que tan enigmática se mostraba.
La niña se acercó, quedando a la altura de Bianca quien estaba casi hincada, y comenzó a acariciarle el cabello.
En voz casi en secreto, susurró:
. -- “Casi no tenían hambre, y prefirieron acompañarte que cenar solos”
. —“Dicen que no te sientas sola, porque siempre en tus momentos más difíciles han estado a tu lado, pero ahora es tiempo de avanzar, deben continuar a descansar o trascender. No lo saben aún. Y que tampoco te quedas sola, pues hay seres divinos que nos cuidan”.
. —“Quieren que sepas: que te quieren mucho, y abogarán por ti y los demás. Están en un lugar de paz, donde no hay dolor, y las necesidades y recuerdos humanos, se olvidan rápidamente”.
. —“Dicen que: están muy contentos por el bebé que está por llegar, que es un niño, y lo nombres orgullosamente como tu abuelo”.
En ese instante Bianca ya no pudo soportar más la postura tan agotadora, la venció el peso sobre sus rodillas, sintió que se desplomaba, oyendo tan atenta a esa niña.
Bianca pensó:
. ---¿Cómo pudo ella saber qué en su vientre había un bebé? ¿Cómo pudo esa pequeña niña saber qué se sintió acompañada en aquel cancel?
El tiempo se pausó, sus parientes indiferentes ya no importaban. Bianca comenzaba su propia familia, pensó mientras pasaba su mano sobre su abdomen, sintió alegría.
La luna se veía más hermosa y blanca que nunca.
Bianca se puso de pie, se reincorporó, recobró la fuerza. Estrechó la mano de cada uno de sus parientes, despidiéndose de una manera que sorprendió a todos.
. --Bianca: “En vida los amé, ahora los honro, jamás les ocasioné un disgusto, ni fui parte de la insidia como ustedes, me retiro con mi conciencia tranquila, sabiendo que ellos partieron sabiendo que fueron muy amados por mi parte”.
Sus parientes no comprendían sus palabras, ni de dónde había surgido esa fuerza.
Bianca les dió la mirada más tierna, y compasiva, ya no había reclamo, ni reproche en ella, los había perdonado. Caminó hacia su carro, y recordó las dos oraciones que sus abuelos le enseñaron cuando era niña; “Padre nuestro y ángel de la guarda”.
Sentadita dentro de su vehículo, rezó como cuando niña, rezó y pidió por sus abuelos, por su bebé en camino y por ella que sería madre, y rezó por todos sus parientes.
Entonces timbró su celular, llegó un mensaje de amor Leonardo, su novio. Bianca encendió su vehículo, activó el bluetooth, y le confirmó las sospechas de embarazo. Leonardo se alegró y le pidió que se casara con él, ella sonrió y entre lágrimas de felicidad aceptó. Él quería correr hacia ella, pero acababa de terminar su turno laboral, pero iba con rumbo hacia Bianca, ya estaba por llegar para encontrarse. Ella le suplicó que llegara a su café favorito, y allí la esperara.
Bianca llegó a su café favorito y se encontró con Leo, se fundieron en abrazo de ternura y amor. Bianca tomó su celular y llamó a su amiga Yentl, y le pidió que la acompañara a la lectura del testamento, pues necesitaba a una amiga y abogada. Yentl era su amiga, y una excelente abogada, amablemente aceptó.
Autora: Jenifer Silvia García Vélez
Sobre la autora: es oriunda de El Salto. Estudio la licenciatura en docencia de inglés como lengua extranjera.
Ama el cine mexicano de la época de oro. Comenzó a escribir cuentos, la inspira plasmar palabras que puedan motivar a las personas.
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