Preservar los pilares

Entrando a Juanacatlán y a pocos metros del puente que une a este con El Salto, sobreviven los restos de dos pilares que por su pésima condición llegan a pasar desapercibidos por la mayoría de las personas que transitan por la calle, desconociendo de qué se tratan o qué valor y/o significado tienen.

Estas piezas surgen como parte de los trabajos para la construcción del primer puente que uniría a Juanacatlán con la entonces Colonia Obrera de Río Grande. El Ing. Jorge Villaseñor, encargado de la obra, proyectó dos pares de columnas conmemorativas que fueron dispuestas en ambos extremos del puente.

En el remate de las primeras estaba inscrita la fecha en que iniciaron y concluyeron los trabajos de construcción, mientras que en los otros dos se indicaba el nombre del promotor de la obra; el padre Vicente Michel Vizcaíno.

El trabajo fue encomendado al Sr. Manuel Pérez, utilizando como materia prima cantera gris, formando cada columna a partir de cuerpos cuadrados, a manera de fajas estriadas. La base muestra una gran flor envuelta con ornamentación vegetal que se extiende por una de las caras principales del pedestal. Adornan su capitel detalles florales y corona el conjunto un trofeo con tres palmetas al centro y pequeños roleos fitomorfos que aparentan un capullo abierto.

Con las mejoras realizadas al puente en 1970 y los fatídicos accidentes viales, el primer par de columnas fue destruido, quedando ocultas por el concreto los zócalos y basas. Tras la reconstrucción de una sección del puente en el 2007, estas partes fueron recuperadas, desconociéndose su paradero. El segundo par sufrió el mismo destino, por lo que sólo existe una pequeña porción de una de las columnas originales. En 1998 fue reconstruido el segundo pilar con motivo del centenario del municipio, sin embargo, fueron excluidos ciertos elementos del diseño original.

Las condiciones en las que se encuentran actualmente estas piezas evidencian la urgente necesidad por preservarlas y restaurarlas, pues que se han convertido en elementos indiferentes para la población y su nulo cuidado solo demuestra la falta de cultura y amor por lo nuestro, por lo que nos identifica y nos representa como municipio en temas de patrimonio arquitectónico.

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